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Gravel Birds

Gravel Birds. Portugal, Algarve y Alentejo Mayo- junio 2023. 805kms – 11380+.

Como cada año, toca pensar dónde podemos ir de aventura ciclista.

Sonaron muchos lugares como Toscana, Dolomitas, Marruecos y también una aventura por la Península Ibérica. Pero  ¿por qué no salimos pedaleando desde casa? Nos pusimos a diseñar la ruta, metiéndonos por el Pirineo hasta la zona del Montsec, para luego ir bajando en dirección a Valencia, acabando allí la ruta. Según se acercaba la fecha, no dejábamos de mirar la previsión del tiempo desilusinándonos con ello.  No había escapatoria, tiempo muy revuelto por casi toda la península y gran parte de Europa. La única salvación era el norte de Europa y el sur de Portugal. Ahí lo teníamos, “ vamos a hacer la Gravel Birds por el Alentejo en Portugal “.

Enseguida nos pusimos con la búsqueda de los vuelos Bilbao-Faro, donde encontramos una ganga el cual hizo que nos plantásemos en Farol el 28 de mayo. Dejamos las maletas y portabicis en la casa alquilada de una amiga (eskerrik asko Nora) y sin perder el tiempo nos pusimos en marcha. Éramos cuatro amigos muy conocidos, y todos conocíamos el camino a la perfección, por eso decíamos “ya me veo el primer día pedaleando cada uno por su lado”. Todavía no sé si lo decíamos en broma o no, pero aunque siempre lo pensemos y lo comentemos, luego nunca termina ocurriendo. Por ahora.

Después de dejar todas las cosas, nos preparamos para subirnos en la bici y no bajar en 6-7 días. Esa misma tarde teníamos intención de hacer unos 80kms. y la verdad que comenzamos bien, pero hubo un percance mecánico que nos hizo parar en un pueblo llamado Loulé con el fin de buscar una tienda de bicis para que nos solucionara el tema. Ese percance nos hizo conocer Loulé, la tarde del domingo y la mañana del lunes, mientras le arreglaban la pinza de freno trasero a Septi. 

Pues el segundo día volvimos a salir tarde, hacia el mediodía, pero a buen ritmo, con lo que avanzamos lo suficiente como  para que pudiéramos parar.Ésta vez  en Odemira, precioso pueblo que nos hizo recordar los pueblos de Marruecos. A todo esto, durante la tarde, ¡¡la pinza de freno de Septi volvió a dejar de funcionar!! ¿Decisión? soltar la pinza y atarla al cuadro.  Agur freno trasero para el resto de la aventura.

El tercer día tocó acercarnos a la costa con un cambio de paisaje. Una costa preciosa, con acantilados y playas alucinantes además de una poquísima civilización. Todo parecía ir sobre ruedas, pero siempre tiene que haber algún pero. Nos tocó caminar bastante por las pistas de arena. Según avanzó el día, fuimos cogiendo alojamientos, cosa que agradecimos mucho ya que el haber tenido que caminar tanto nos hizo frenar mucho, no pudiendo meter los kms esperados del día. Ese día dormimos en Cercal.

El cuarto día había que darle mucha caña para no perder el vuelo de vuelta a Faro. Fue un día de mucho calor pero sorteamos mastines antes de llegar a Aljustrel. Al final nos quedó buen recuerdo de aquello con la cena en una tasca del Alentejo profundo. Como todos los días, qué fácil nos entró la cerveza Sagres, topa!

Llegó la lluvia.El quinto día fue el único día en el que vimos la lluvia, eso sí justo después de haber llegado al alojamiento en Beja. Paisajísticamente fue increíble, mucho alcornoque, mucho viñedo, terreno seco… Y también mastines, mastines y perros.

Al día siguiente terminamos en Mértola. Los kms  nos coincidieron perfecto, y cómo nos alegramos de ello,  porque era un pueblo amurallado super especial al borde del Guadiana. Este día rozamos territorio español pasando por las increíbles antiguas Minas de Santo Domingo y su abandonada vía verde con sus puentes derruidos que por cierto tuvimos que esquivar de imprevisto. En esta zona, impone la presencia de los toros bravos que en alguna ocasión no tuvimos otra que hacer un rodeo para no pasar por al lado.

El último día fuimos derechos a Faro, ya con ganas de aparcar las bicis y disfrutar de Faro. Ya se sabe lo que se dice, comer, beber, descansar y risas. Pues no! Entre coger las maletas, desmontar bicis y todo, no tuvimos tiempo para nada. Además nos pasó algo que solo a nosotros no puede pasar. Nos confundimos al coger el alojamiento, acertamos con el día pero no con el mes y después de la kilometrada caminando con las maletas de las bicis nos encontramos con el alojamiento ocupado. ¡Qué día más largo! Pasabamos más, y tras mucha pelea con varios Ubers que no quisieron llevarnos por el tamaño de las maletas, conseguimos llegar a otro alojamiento. Nos quedó poco tiempo para disfrutar del descanso, pero lo hicimos de la cena recapitulando batallitas. 

Gravel Birds por el Alentejo sumando 805kms y 11380mts de desnivel.

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